Amrita Sher-Gil, nacida el 30 de enero de 1913 en Budapest, Hungría, y fallecida el 5 de diciembre de 1941 en Lahore, India, fue una pintora indo-húngara cuya obra excepcional la convirtió en una de las figuras más destacadas del arte moderno en la India.

Amrita nació en el seno de una familia multicultural: su madre era húngara y su padre, Umrao Singh Sher-Gil, era un sij sardar de la India. Esta diversidad cultural influyó profundamente en su perspectiva artística y la enriqueció con diversas influencias desde una edad temprana.

La familia Sher-Gil se trasladó a la India cuando Amrita era una niña, y fue en este país donde su talento artístico comenzó a florecer. A pesar de su corta vida, Amrita Sher-Gil dejó un legado artístico significativo que abarcó diversas temáticas, desde retratos hasta representaciones de la vida rural en la India.

Estudió en Europa, primero en la Academia de Bellas Artes de Florencia y más tarde en la École des Beaux-Arts en París. Durante su tiempo en París, experimentó con diversas corrientes artísticas, pero fue la influencia de los pintores postimpresionistas y realistas que más marcó su estilo distintivo.

Amrita Sher-Gil se destacó por su capacidad para fusionar técnicas occidentales con temas indios, creando obras que reflejaban la riqueza cultural y social de la India. Sus pinturas capturan la vida cotidiana, los rostros expresivos y las tradiciones arraigadas en la sociedad india de la época.

Entre sus obras más conocidas se encuentra "Autorretrato como Tahitian", una pieza que refleja su autorreflexión y su exploración de su identidad multicultural. Además, "Pueblo hindú" y "Retrato de Brijlal" son ejemplos destacados de su habilidad para capturar la esencia de la vida india con una sensibilidad única.

Trágicamente, Amrita Sher-Gil falleció a la edad de 28 años, pero su legado perdura como un faro en el arte indio moderno. Su obra continúa siendo reconocida y celebrada por su capacidad para retratar la complejidad de la sociedad india y su dedicación a plasmar la verdad emocional a través del pincel. Amrita Sher-Gil es recordada no solo como una pintora prodigiosa, sino también como una pionera que allanó el camino para futuras generaciones de artistas en la India.