La sensualidad se define como la expresión o sugestión de placeres físicos, no necesariamente sexuales.
Aunque relacionada con la sexualidad, la sensualidad es claramente diferente de ella.
Una persona sensual ansia cosas que estimulen y exciten sus sentidos, esas cosas que nos inviten a disfrutar de el momento: escuchar la lluvia; escuchar música romántica y clásica; disfrutar de una buena cena bebiendo un buen vino; caminar en el bosque; tomar largos baños calientes; ponerse una crema nutritiva en la piel; el olor del café por las mañanas; sentir la suavidad de las sábanas contra la piel...
Estos no son placeres sexuales, pero sí son sensuales. Y hay un cierto romance en abordar la vida de esta manera.
El arte atraves de la pintura o la fotografía, se describe como sensual, suave, romántico o femenino.
Hay artistas que están predispuestos con facilidad o de forma natural para desarrollar este tipo de obras de arte.
En general el artista niega esa parte de si mismo y puede sentir la necesidad de disculparse por ser romántico, demasiado sensual o demasiado sensible.
Esto hace que algunas personas puedan sentirse algo incomodas.
Hay una crudeza, una intimidad, una sensación de estar expuestos que los hace retorcerse.
El artista sabe que no es su problema pero lleva tiempo sentirse lo suficientemente seguro como para que eso no interfiera con su creatividad.
La contradicción que se observa es que, aunque algo oculto o silencioso, existe un deseo general por una sensualidad tranquila. Hombres y mujeres por igual se relacionan con la ternura que evoca este género de arte, sin importar si se trata de palabras, imágenes o música.
Podemos tener en cuenta el caso de la cultura francesa. Ellos en general saben como disfrutar, complacer sus sentidos con una buena comida, un buen vino y la dulce seducción.
La búsqueda de estas necesidades se ve como completamente natural, sin juicio y sin disculpas por desear que se satisfagan.
El artista, cuando mas se conoce a si mismo como persona y como profesional mas se permite que salgan a la superficie estas características de su personalidad.
Es en esta etapa de su vida en la que arriesga y se hace vulnerable con la llegada de la autenticidad.
Hacer arte, escribir, crear en general es sumergirse de cabeza en un mar de vulnerabilidades.
El artista respira hondo y cuenta hasta tres antes de sumergirse.
Siempre hay gente a la que no le gusta ni aprecia ni entiende lo que hace.
Pero cuando alguien lo hace o se conmueve ante una obra de arte de una manera profunda o se inspira en algo que ha creado, realmente no hay nada mejor para un artista.
El arte tiene que ver con la comunicación, y la comunicación, en su esencia, tiene que ver con la conexión, el dar y recibir información. Como seres sociales, la conexión es lo que anhelamos.
El arte también se trata de expresión, en última instancia, revelando quiénes somos.
Henry Ward Beecher dijo: "Todo artista sumerge su pincel en su alma y pinta su propia naturaleza en sus cuadros". Cuando hacemos arte auténtico, esto es exactamente lo que hacemos.
Y así, aceptando el riesgo, aceptando la vulnerabilidad, el artista brinda pequeños destellos del alma para aquellos que se preocupan y se atreven a mirar.