Gustav Klimt, nacido el 14 de julio de 1862 en Baumgarten, cerca de Viena, y fallecido el 6 de febrero de 1918 en Viena, fue un pintor simbolista y líder destacado del movimiento artístico Secesión vienesa a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Klimt comenzó su formación artística en la Escuela de Artes y Oficios de Viena, donde más tarde se convirtió en profesor. Su estilo inicial estaba influenciado por el historicismo y la pintura mural, pero con el tiempo, evolucionó hacia un enfoque más simbolista y decorativo.
En 1897, Klimt cofundó la Secesión vienesa, un movimiento artístico revolucionario que buscaba romper con las convenciones artísticas establecidas y promover la innovación y la libertad creativa. Su obra y liderazgo en la Secesión contribuyeron significativamente al desarrollo del modernismo en Viena.
El arte de Gustav Klimt es conocido por su estilo distintivo y ornamentado, caracterizado por el uso de patrones geométricos, motivos simbólicos y detalles exquisitos. Su obra maestra, El Beso, pintada entre 1907 y 1908, es un ejemplo emblemático de su habilidad para combinar la sensualidad y la espiritualidad en una fusión de líneas fluidas y colores vibrantes.
A lo largo de su carrera, Klimt recibió encargos importantes para pinturas murales, retratos y decoraciones de edificios, destacando su capacidad para fusionar la tradición artística con una visión moderna. Sin embargo, algunas de sus obras fueron objeto de controversia debido a su representación audaz y a menudo provocativa de la sexualidad y la feminidad.
A pesar de su éxito artístico, Gustav Klimt vivió una vida marcada por la tragedia y la pérdida. Contrajo la influenza española durante la pandemia de 1918 y murió a la edad de 55 años. Su legado, no obstante, perdura y su influencia se extiende a través de las generaciones. Klimt es recordado como un visionario que desafió las normas de su tiempo, creando un legado artístico único que sigue inspirando a artistas y amantes del arte en todo el mundo.